Barcos: desvelando secretillos

Creo que fue con cinco o seis años cuando, fascinado, vi por primera vez barcos en la mar. Probablemente debido al contínuo movimento de aquellos, e impulsado por el candor propio de un niño de esa edad, concebí la idéa de que los barcos tenían vida propia y, ni corto ni perezoso, le pregunte a quien me acompañaba en aquel momento: ¿Dónde duermen los barcos por la noche?

Ha pasado mucho tiempo desde aquel momento de fascinación pero, a día de hoy, los barcos me siguen seduciéndo tanto o más, bien es cierto que con una perspectiva diferente. Por mi culpa, o por que la vida es como es, no he conseguido estar cerca de los barcos, por ello, siempre que tengo oportunidad visito detenidamente todos cuantos puertos puedo para matar esa gran afición mía. No se si habra mucha gente que disfrute como yo haciendo eso, pero, por si la hubiera, dejo aquí una pequeña guía para que vean los barcos con esa perspectiva diferente que proporciona el mejor conocimiento de las cosas; así pues, lo que sigue, va dirigido a personas con incipientes conocimientos navales pero interesados en adquirirlos.

En mis multiples visitas portuarias he oido frecuentemente expresiones del tipo ¿Cómo es posible que flote esta mole? Expresión casi exclusivamente referida a barcos de considerable tamaño. Esta lógica pregunta tiene una única respuesta: para que algo flote en un líquido (sea o no sea el mar) debe pesar exactamente igual que todo el liquido que desplaza en esa condición. Me explicare:

La Fig. 1 es la fotografía de un típico petrolero fuera del agua

Fig. 1

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