Hace meses adquirí un automóvil en
cuyo equipamiento se incluye Android Auto que, de facto, permite “rodar”
ciertas funciones del móvil en el sistema informático del vehículo, algo que se
consigue interconectando ambos con un cable.
Es indudable que este binomio
móvil-coche es un gran invento, pero a pesar de tan potente tecnología, también
tiene su talón de Aquiles que, curiosamente, no radica en la complejidad de los
circuitos electrónicos de ambos equipos, sino en uno de los USB que incorpora ese
vulgar cable de interconexión, visible en la imagen inferior, que se conecta al
móvil.
Como sé poco de la cuestión,
rastreé en Internet el proceloso mundillo USB y, francamente, tuve la sensación
de haberme sumergido en la ceremonia de la confusión pues algo tan simple tiene
versiones (1.0, 1.1, 2.0, 3.0, 3.1, 3.2) y tipos (de las versiones 1.0 al 2.0:
tipos A, B, mini A, Mini B, micro A, micro B. De la versión 3.0: tipos A, B y
micro B. De la versión 3.1: tipo C) y, a buen seguro, continuará esta coña
mariñeira. Que un simple conector como este tenga semejante cantidad de variantes,
solo puede ser debido a quien, en inglés, delira lo simple que, además, solo sabe
explicarlo a los ya introducidos en el tema. Digo esto porque durante estos
viajes míos por Internet me acordé de los yogures expuestos en las grandes
superficies: no hay hijo de madre que encuentre el que busca.
Dicho lo anterior, retomo el hilo
de este relato y me sitúo en la primera vez que, haciendo uso de Android Auto,
vi como inesperadamente desaparecía la imagen de la pantalla de mi vehículo…
¿el móvil, el coche, o qué? Mi primera decisión fue cambiar el cable y
substituirlo por otro de mayor apariencia, cambio de resultado satisfactorio
durante algún tiempo pues la desaparición de imagen volvió a repetirse. Este
quita y pon de cables se repitió cuatro veces, pero hastiado de él decidí
averiguar la causa de la avería, y mira tú por donde detecté que al mover el
USB C, pero sin desconectarlo del móvil, se reproducía sistemáticamente la
pérdida de imagen, algo que me llevó a pensar en la existencia de algún
problema en el conector del móvil o en el del cable.
Deseché la idea de hurgar en el
móvil, de modo que, armado con una potente lupa, me enfrenté al dichoso USB del
cable comprobando que no todos los que analice tenían la misma cantidad de pins
– si, esas laminillas de latón que sirven de contactos eléctricos – aunque todos
daban el mismo servicio, algo que me dejó perplejo haciéndome sumergir en la
ceremonia de la confusión a la que antes me referí. Sea como fuere, llegué a la
conclusión de que ciertos pins del USB del cable, con el tiempo, perdían su
contacto eléctrico con los del móvil a causa de los varios enchufes y
desenchufes, a lo que se le añadía el movimiento relativo del conector con
relación al móvil provocado por un huelgo excesivo entre ambos que, además,
aumenta con el uso.
La Fig. 1 muestra una vista
frontal de un USB tipo C – los 24 pines representados son los teóricos, aunque
en ningún cable que comprobé pude constatar tantos -. En esa condición el conector
funciona perfectamente, pero, tras un cierto periodo de uso, se deforma, tal
como se ve en la Fig. 2, con lo que los pines de su parte central pierden el
contacto con los correspondientes del móvil, provocando así la perdida de
imagen en la pantalla del coche.
Fig. 1
Fig. 2
¿Cómo
se corrige la avería? Muy sencillo: con un alicate apretar el conector en la
dirección indicada por las flechas de la Fig. 3 hasta dejarlo como está en la
Fig.1, tratando de no sobrepasar esta condición.
Es una práctica muy extendida
entre muchos modelistas hacer sus trabajos a una escala previamente prefijada y, en principio, nada hay que objetar a esta
práctica; pero, como casi todo, también puede dar lugar a ciertos
inconvenientes, especialmente si se elige una escala que produzca un tamaño de modelo
incapaz de soportar la suma de todos los pesos de sus elementos constitutivos,
o sea, el peso del propio modelo, el de las baterías, el de los servos,
motores, receptores, etc. Es cierto que hoy día el mercado ofrece una enorme
variedad de todos estos elementos, en tamaño y peso, pero las baterías de poco
peso están asociadas a una menor capacidad, por lo que podría ocurrir que el
modelo estuviese imposibilitado para albergar baterías de gran capacidad a
causa de su peso, con lo cual su autonomía podría quedar muy mermada.
Dicho lo cual, y como todos sabemos, el desplazamiento de un modelo (o
de cualquier otro flotador) es exactamente igual a la suma de los pesos de
todos los elementos que lo componen, antes mencionados. Por otro lado, un
modelo debe flotar con normalidad lo mismo que lo hace el barco del que es
replica, por lo tanto, también su flotación debe de estar acorde con la escala
utilizada para su construcción.
Un método muy exacto
para determinar el desplazamiento de un modelo consiste, como se ve en la Fig.
1a, en hacerlo flotar hasta su línea de flotación en un tanque lleno de agua a
punto de gotear por su vertedero. Una vez flotando, su desplazamiento es igual al
volumen de agua recogida por el vaso del vertedero.
Fig. 1a
Otro método para determinar el desplazamiento de un modelo de escala
conocida consiste en averiguar el desplazamiento del barco real del que es
réplica, y aplicarle este criterio de semejanza:
La razón de dos volúmenes semejantes, es igual al cubo de la razón de semejanza.
O sea, suponiendo que el barco real desplazara 3.500 T = 3.500.000 Kg = 3.500.000 litros, y el modelo tuviera una escala 1/100, su desplazamiento “D ” se calcularía así:
de donde D = 3,5 litros = 3,5 kg
Lo malo es que no siempre es posible conocer el desplazamiento del barco real y, a causa de ello, será necesario realizar unos sencillos cálculos que seguidamente describiré, cierto que, desde hace tiempo, existen excelentes programas de ordenador que los realizan con toda exactitud y en un «plis plas». El método no es completamente exacto, pero sí lo suficiente como para que de él obtengamos valores muy aceptables.
Empezare haciendo referencia al plano de formas de un velero IOM (International One Meter) que muestra la fig. 1, trazado a escala 1/1 – en el que se ha omitido la representación de su timón, orza, y bulbo -, que me servirá para describir la forma de averiguar su desplazamiento.
Fig. 1
El plano se compone de tres partes:
La superior izquierda (alzado), en la que,
entre otros, esta trazado el contorno longitudinal del modelo.
La superior derecha (caja de cuadernas), en
la que, entre otros, están trazadas las cuadernas del modelo.
La inferior izquierda (planta), en la que,
entre otros, esta trazadas la flotación y las líneas de agua.
Las líneas rojas son las de cuaderna, las azules la flotación, y las
paralelas a esta en el alzado son el resto de líneas de agua.
Hechas las aclaraciones anteriores, me referiré ahora a la Fig. 2, que
se diferencia de la Fig. 1 en que se han borrado todas las líneas de agua
excepto la de flotación (azul); también se han situado las cuadernas enteras, y
unas al lado de otras, pero sin modificar su posición con respecto a la línea
de flotación. También están situadas las cuadernas 0 a 4 en la parte superior,
y el resto en la inferior, pero únicamente por motivos que faciliten esta
explicación. Como puede apreciarse, todas las cuadernas, excepto la 0, tienen
parte de ellas bajo la línea de flotación, o sea, que estarán por debajo del
nivel del agua cuando el modelo flote.
Únicamente para facilitar la explicación, también están copiadas, debajo
de cada cuaderna, la parte de ellas localizada bajo la línea de flotación, y tienen
trazadas paralelas a 2 mm de distancia (en color negro) que representan la
línea del forro exterior del modelo en el mismo plano de la cuaderna, pues se
supone que el forro tiene 2 mm de espesor. La Fig. 3 es una ampliación de una
de estas partes sumergidas, concretamente la de la cuaderna 5.
Fig. 2
Fig. 3
El paso siguiente consiste en determinar las áreas de estas partes sumergidas de las cuadernas y, obviamente, cada modelista puede elegir el método que crea más apropiado para determinarlas y, como creo que hay algunos que no mantienen buenas relaciones con los ordenadores, explicaré uno que está al alcance de todos, para lo que también utilizare como ejemplo la cuaderna 5; con las demás cuadernas se hará de la misma manera. Dicho esto, y suponiendo que sobre papel ya tenemos trazada con su línea de agua la parte sumergida de la cuaderna 5, pondremos sobre ella una hoja traslúcida de papel milimetrado, tal como muestra la Fig. 4 (en ella solo es visible la mitad).
Fig. 4
Como se aprecia, el área sumergida de la cuaderna está dividida en
varias parcelas para facilitar así el recuento de mm2:
Por lo tanto, el área sumergida de la cuaderna 5, incluyendo la
correspondiente al espesor del forro exterior, será el doble de ese recuento:
2.884 x 2 = 5.768 mm2.
Haciendo lo mismo con el resto de las cuadernas, obtendremos los
resultados siguientes:
En el plano de formas (Fig. 1) de nuestro modelo de IOM (1.000 mm de
eslora), las cuadernas están equidistantes, de modo que la distancia entre
ellas es de 1.000/11 = 90.9 mm. Así pues, el volumen de su carena en mm3
se obtendrá sumando los resultados de multiplicar las áreas sumergidas de cada
cuaderna (incluyendo su forro) por su distancia a la cuaderna siguiente (en
este caso, la misma para todas), de esta manera:
Las operaciones anteriores son muy elementales, pues simplemente
consisten en calcular los volúmenes de los cilindros que tienen como base las
partes sumergidas de las cuadernas, a cuyas áreas llamamos “A1, A2, A3, Etc.”,
y por altura su distancia a la cuaderna que le sigue, a la que llamaremos “c”
(volumen de un cilindro = área de la base x altura); hecho lo cual, se suman todos
estos volúmenes parciales.
El desplazamiento de nuestro IOM será pues de 2,7 Kg, no obstante, cuanto más pequeña sea la distancia entre cuadernas, más exacto será el valor del desplazamiento así obtenido. Si las cuadernas no fuesen equidistantes será necesario poner en cada cuaderna su distancia con relación a la que le sigue, pero el proceso será idéntico.
¿Para que queremos conocer el desplazamiento de nuestros modelos? La respuesta es muy simple, pues su peso total (idéntico a su desplazamiento) es la suma de los pesos de los elementos siguientes:
Casco
Timón y demás apéndices
Superestructura
Maquinillas de cubierta y pertrechos varios
(si tiene)
Hélice, bocina, engranaje reductor (si
tiene), cardan y motor
Receptor telemando y servos
Regulador de velocidad
Baterías
Otros elementos
De modo que conociendo
el peso de todos ellos menos el de uno, es fácil deducirlo mediante una simple
resta, pues la suma de todos sus pesos es siempre igual a su desplazamiento.
Pondré un ejemplo: si la determinación del desplazamiento de un modelo ha resultado
ser de 5 Kg., y el conjunto de elementos 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7, pesados en báscula,
arroja un resultado de 3 Kg., sin que exista ningún otro peso más, las baterías
que se le pueden instalar deberán tener, como máximo, un peso de 5 – 3 = 2 Kg.
Un dato interesante para evitar la instalación de lastres inapropiados pues, si
es necesario, es mejor lastrar los modelos con baterías.
Los dos últimos métodos para determinar el desplazamiento de un modelo,
tienen la ventaja de conocerlo sin necesidad de tener el modelo terminado, lo
que, sin duda, beneficia su proceso de diseño.
Durante mis incursiones por los foros de
modelismo naval me he tropezado, en alguna ocasión, con cuestiones como éstas:
¿Qué
potencia motriz debe tener mi modelo para que alcance cierta velocidad?
¿A
qué revoluciones de la hélice alcanzara esa velocidad?
Las respuestas dan para escribir todo un
tratado de hidrodinámica pues, a causa de su complejidad, fue necesario el
advenimiento de los canales de experiencias hidrodinámicas y los túneles de
cavitación para para ofrecerlas. Naturalmente un modelista naval necesita
soluciones que estén a su alcance y, por supuesto, que no le compliquen la vida
más de lo conveniente; así pues, lo que sigue, trata de dar respuestas a esas
cuestiones.
La velocidad máxima que puede alcanzar un
modelo o cualquier otro flotador, la define esta fórmula:
(1)
en la que V es
la velocidad máxima del modelo en m/s,
g es la aceleración de la gravedad (9,8 m/s2),
L es la eslora en la flotación del modelo en m, y π es el celebérrimo número 3,14. Naturalmente
es posible más velocidad, pero a base de que el modelo pase de navegar normalmente
a planear sobre el agua.
Por otro lado,
para que un modelo alcance una determinada velocidad tiene que ser empujado por
una fuerza F que depende del valor de tal velocidad, de la geometría de su carena y
de la rugosidad de ésta, y para determinarla propongo al modelista un artilugio de fácil
instalación que le permite averiguar el valor F de su modelo. Tal es el que muestra la Fig. 1 en la que se observa el modelo flotando
en las aguas de una piscina o cualquier otro tipo de estanque; tira de él una
fuerza P, idéntica al peso que cuelga de la polea de la derecha, que lo hace a
través de un hilo y tres poleas. Esta fuerza imprime al modelo un movimiento
acelerado hasta que la resistencia del agua a su movimiento sea igual a P –
algo que vamos a suponer ocurre cuando el modelo llegue a la línea roja de la
izquierda del dibujo -, en cuyo momento adoptará un movimiento uniforme; de
modo que, a partir de esta raya, debe medirse el tiempo t que tarda el modelo en llegar a la segunda línea roja, momento en el
que habrá recorrido la distancia D. La velocidad V en m/s del
modelo entre estas dos rayas rojas habrá sido:
(2)
D en metros y t en segundos.
Hecha la prueba, ya es conocido el valor de la fuerza F antedicha, de modo que el valor de la potencia necesaria para conseguir la velocidad V lo determina la formula: W=FxV , en la que W es la potencia en watios, F la fuerza de empuje en newtons (para pasar de Kg a newtons es necesario multiplicar aquellos por 9,8) y V la velocidad del modelo en m/s.
Ni que decir
tiene que para lograr una determinada velocidad del modelo será necesario
probar con distintos valores de P hasta conseguirlo, y siempre se tendrá muy en
cuenta que cada valor de P requiere una nueva relocalización de la raya roja de
la izquierda.
Pondré ahora
un ejemplo ficticio para el supuesto de que el peso P fuese de 2 Kg, la
distancia D 20 m, y el tiempo medido para
recorrer esa distancia fuera de 20 segundos:
W=F x V// formula en la que F =2·9,8 = 19,6 newtons // V = 20 / 20 = 1 m/s,
por lo tanto W = 19,6 · 1 = 19,6 watios.
A
esa potencia conviene sumarle un 20% más debido a las pérdidas en los cojinetes
del eje de la hélice, a las del engranaje reductor (si existe) y las del cardán;
de modo que la potencia antes calculada quedaría en W = 19,6 + 20 · 19,6/100 = 23,52
w ~ 25 w, en números redondos.
Esta
determinación de la fuerza y la potencia de empuje es absolutamente fiable,
naturalmente he pasado por alto las pérdidas por rozamientos que pueden
originar las tres poleas de la imagen, por lo que deberán girar fácilmente (con
cojinetes de bola, por ejemplo). Así mismo, debe cuidarse la determinación de
la posición de la primera línea roja, la medida del tiempo que el modelo pasa
de ella a la siguiente y la medida de la distancia D.
Determinada así la fuerza F necesaria para alcanzar la deseada velocidad del
modelo, llega el momento de elegir una hélice capaz de proporcionarla, pero antes
de continuar, diré que la formula (3) para la determinación del empuje F de una hélice naval:
(3)
en la que F es la fuerza de empuje de la hélice en Kg, Pcv potencia del motor que la
mueve en caballos, H su paso en m, y N sus revoluciones por
minuto.
que facilita la cuarta edición (1988) de la
Enciclopedia General del Mar, a buen seguro, se cumplirá en hélices de barcos
reales, pero no en las pequeñas de los modelos.
Dicho lo cual, de nuevo propongo al
modelista el artilugio de la Fig. 2 – el mismo de la Fig. 1 ligeramente
modificado –, consistente en un flotador, que puede ser el modelo, dotado con
un motor (siempre he utilizado eléctrico) acoplado a la hélice que se desea
probar; a su vez, el flotador está unido a
un peso a través del hilo y de las tres poleas ya conocidas. El peso P puede
ser:
igual a la
fuerza de empuje F que, antes
de iniciar la prueba, estará sobre el suelo. En esta condición se pondrá en
funcionamiento el motor del flotador, incrementando su régimen hasta que las
revoluciones de la hélice a la que está conectado produzcan un empuje que provoque
una incipiente ascensión del peso P sobre el suelo, lo que significa que el
empuje F de la hélice, en ese momento, es igual a la del peso P.
superior a la
fuerza de empuje F que, antes
de iniciar la prueba, estará apoyado sobre una báscula tal como se ve en la
Fig. 2. En esta condición se pondrá en funcionamiento el motor del flotador,
incrementando su régimen hasta que las revoluciones de la hélice provoquen un
empuje inferior a P. Evidentemente el empuje provocado por la hélice en cada
momento será igual al valor del peso P menos el valor que marque la báscula en ese
régimen de giro de la hélice.
Ambas
modalidades de prueba, a. y b., son prácticamente iguales, la única diferencia
entre ellas es que la segunda permite tabular e incluso trazar un gráfico que
relacione los valores de los empujes de la hélice con – por ejemplo – las potencias del motor empleada para producir
esos empujes, o con las revoluciones correspondientes de la hélice.
Fig. 2
Si se sigue el método b., durante las
pruebas se dispondrá, aparte de la báscula, de un amperímetro y un voltímetro
para medir los valores de corriente del motor que se deseen registrar en cada
condición de funcionamiento del motor; en el caso a. solamente son útiles los
registros de los valores de I (amperios) y V (voltios) que alimenten al motor
cuando F (empuje de la hélice) sea igual a P. En el
caso b. pueden registrarse voltios y amperios para los distintos regímenes de
giro de la hélice que se crea conveniente, lo que posibilita tabular y graficar
las relaciones entre los parámetros de funcionamiento del motor y, por tanto,
de la hélice. Sería ideal disponer de un tacómetro para medir las revoluciones
de la hélice, pues se ahorrarían unos sencillos cálculos – pero cálculos, al
fin y al cabo – que determinarían las revoluciones en función de la potencia consumida
y el par motor en ese momento, de acuerdo con esta fórmula:
(4)
En la queRPM = velocidad de giro en revoluciones por minuto. W = potencia en Watios. P = par en Newtons metro. Ahora bien, a cada condición de funcionamiento del motor le corresponde uno de los pares de valores de V (voltios) e I (amperios) que hemos registrado durante la prueba, a los que les corresponde la potencia W = V · I.
Lo
que describe este texto podrá parecerle a alguien una forma de «matar pulgas a
cañonazos», pero creo que siempre existirán modelistas navales que, insatisfechos
de hacer siempre lo mismo, estarán dispuestos a dar un paso hacia adelante añadiendo
a su afición, innovación. A ellos va dirigido este escrito.
De lo dicho hasta aquí se desprende que la sobrequilla es la pieza integradora de todas las demás, pero no se le escapa a nadie que sus dos milímetros de espesor y sus muchos escotes favorecen enormemente su flexión longitudinal, algo absolutamente inaceptable, por ello he creído conveniente encajarla sobre la quilla de la manera ya explicada, aunque ello no sea ni el método más eficaz para evitarla ni el único, pues también he decidido colocar cartabones de contrachapado entre cuaderna y cuaderna que desempeñaran dos funciones: mantener la perpendicularidad entre las cuadernas y la sobrequilla, y rigidizar simultáneamente todo el conjunto para realizar, sin sorpresas desagradables, el proceso de instalación del soporte del forro de cubierta y el del forrado del casco. Así pues, este “Dos Amigos” tendrá diecinueve cartabones por banda, tal como muestra la imagen 19e.
Con
todas las piezas diseñadas hasta ahora, ya es posible explicar el proceso de
montaje del modelo y, al mismo tiempo, definir la estructura fundamental de su
casco, para ello me referiré a las imágenes 20, 21 y 22, en las que, para no
complicar el dibujo, no están representados los cartabones ni sus soportes. En la
primera son visibles las piezas nominadas, antes del ensamblado entre sí, de
modo que la parte “C” de la imagen 21 representa el montaje de las piezas de
“A” más las de “B”.
Las piezas “D” de la imagen 21,
pueden unirse a las “C” como una sola pieza o una por una, a criterio del
modelista que, en cualquier caso, darán lugar a la “E” de la imagen 22, que
también incluye la tapa de regala.
En el
dibujo “F” de la imagen 22 están incluidos el soporte del forro de cubierta – que
oculta el canto alto de las cuadernas -, el trancanil y los alavantes. El
trancanil se instalará después del soporte del forro de cubierta, y los
alavantes – que, a primera vista, solo parecen elementos decorativos – tienen
en este modelo la función de soporte del forro de la amurada en proa, y su
plano de situación se muestra en la imagen 22 a (lo trazado en rojo del extremo
de proa) y, como puede apreciarse, también se diseña a partir de los datos que
facilita el plano de formas, resultado de lo cual es el plano mostrado en la
imagen 22b.
Antes de continuar con el diseño
de otros elementos del “Dos Amigos”, muestro en la imagen 22c la sobrequilla,
cuadernas (debería decir mamparos), tinteros y cartabón soporte de bovedilla,
listos para montar, si se exceptúan los soportes cartabones cuadernas aún no
encolados a estas últimas.
Lo que sigue ahora es la
descripción del diseño del soporte del forro de cubierta, el trancanil y la tapa
de regala de este modelo “Dos Amigos”, que también se obtienen del plano de
formas y del plano de la cuaderna maestra, aunque no de una forma directa, sino
que es necesario desarrollarlos y trazarlos sobre superficies planas, método de
desarrollo que, como ya he dicho para el espejo y bovedilla, está fuera del
alcance de este relato. Para hacer el desarrollo del soporte del forro de
cubierta y del trancanil es necesario valerse de la línea de cubierta al
costado, de la línea del canto alto de las cuadernas (brusca) y de las
secciones de los pies de los barraganetes para llegar, con todo ello, a los
planos 23, 24 (notar en ellos las dos líneas paralelas verticales utilizadas
para su impresión a escala 1/1) y 25, detalle del 24.
Tras confeccionar los cartabones
cuadernas, encolar a estas los soportes de aquellos, trazar y cortar el soporte
de cubierta, además de los trancaniles, procedí al montaje de todas ellas y del
resto de las piezas ya elaboradas, de lo que las imágenes 25a y 25b muestran
distintos momentos. En esta última se observa el tintero del trinquete recién
encolado, y el del palo mayor ya instalado; también es visible en ella el
soporte que confeccioné para mantener recta la sobrequilla durante la
construcción del casco y como soporte del conjunto del modelo, del que más
adelante pude comprobar que solo cumplió parcialmente sus objetivos.
Seguidamente encolé el soporte de
la bovedilla, la bovedilla y las dos primeras tracas del extremo superior de
los barraganetes, tal como muestra la imagen 25c. En este momento de la
construcción del “Dos Amigos”, el objetivo básico de la colocación de ambas
tracas, es proteger a los barraganetes de una rotura fortuita a causa de algún
golpe.
Como es sabido, la bovedilla
tiene un espesor de 0.6 mm que es muy apropiado para adaptarse a su forma curva,
pero muy poco adecuado para el buen encolado de sus bordes a otros elementos
del modelo con los que debe unirse; a causa de ello encolé a dichos bordes unos
suplementos de contrachapado que facilitarán su unión a ellos, los cuales están
señalados con flechas en la imagen 25d
A la
bovedilla siguió el montaje del espejo que, al tener el mismo espesor de
aquella, también encolé a sus bordes unos listoncillos de contrachapado, tal
como es visible en la imagen 25e, en la que también es visible la tapa de
regala del espejo que oculta todos los listoncillos de contrachapado del borde
superior del espejo.
El conjunto bovedilla-espejo
puede verse en la imagen 25f
Basándome en el plano de cubierta
del “Dos Amigos” que localicé en Internet, trazado en su época, he hecho el del
modelo con gran fidelidad, tal como muestra la imagen 25g.
El
desarrollo de la tapa de regala utiliza la línea de regala del plano de formas,
la cuaderna maestra y las cabezas de los barraganetes, dando como resultado el
plano de la imagen 26 (no volveré a insistir sobre las dos líneas verticales). La
tapa de regala conviene montarla, mediante encolado sobre la cabeza de los barraganetes,
lo más pronto posible con objeto de incrementar la resistencia de estos a los
posibles golpes fortuitos que pudieran romperlos.
Antes de continuar el montaje del
casco del “Dos Amigos” pude comprobar la escasa rigidez y planitud que su antes
mencionado utillaje-soporte confería a la sobrequilla, por cuyo motivo decidí
diseñar y construir otro que cumpliera fielmente los objetivos que ya antes
mencioné, resultado de lo cual es lo mostrado en la imagen 26a.
Así pues, solucionado el problema
con este nuevo utillaje-soporte, emprendí el ajuste y montaje del soporte
cubierta, según se ve en la imagen 26b, en la que aún no está encolado el
mencionado soporte.
La cubierta del modelo tiene
doble alabeo, uno en el sentido proa popa (arrufo) y otro en el sentido babor
estribor (brusca), de modo que convenía encontrar un método que mantuviera el
soporte cubierta permanentemente en contacto con la sobrequilla y con el canto
alto (bao) de las cuadernas durante el tiempo de secado de la cola, y el
elegido fue una lámina de gomaespuma con la forma de la cubierta y un espesor
doble (más o menos) de la altura de los barraganetes, de modo que al
comprimirla como se ve en la imagen 26c, la mantuviera en contacto con los
elementos ya mencionados. Los palitos que sujetan la gomaespuma son los que se
utilizan para hacer brochetas.
El encolado del soporte cubierta es visible en la imagen 26d.
Ahora le toca el turno a la
instalación de los trancaniles. En la imagen 26e ya está encolado el de
estribor y en proceso de secado de la cola, el de babor.
La imagen 26f muestra los
trancaniles definitivamente instalados.
La etapa siguiente consistió en
la confección e instalación de los alavantes que, como ya adelanté, son
elementos que cierran la parte de proa de la amurada del “Dos Amigos”. Previo
al montaje de los alavantes, creí conveniente confeccionar un utillaje para
mantener la posición relativa de ambos durante el tiempo de secado se la cola,
uno de cuyos momentos está plasmado en la imagen 26g. Finalizado este periodo y
retirada la cinta adhesiva que mantenía en su sitio al conjunto alavantes-utillaje,
queda a la vista lo que muestra la imagen 26h
Por cierto, el planito del
utillaje antes mencionado – obtenido del plano de la imagen 22a – es el de la
imagen 26i
Cuando monté las segundas tracas
bajo las ya instaladas, la cinta adhesiva visible en la imagen 26g demostró su
escasa eficacia para mantener en su lugar al conjunto utillaje-alavantes, por ello
recurrí a un alambre para que asumiera ese cometido, como es visible en la
imagen 26j señalado con flechas; tal alambre se ajusta a un dibujo (imagen 26k)
trazado a partir del plano de la imagen 22a.
Tras colocar las dos primeras
tracas de cada banda, procedí a instalar las tapas de regala, de las que la
imagen 26l muestra el encolado de la de babor
Terminado el encolado de las
tapas de regala y de las tracas inferiores de las amuradas, confeccioné,
partiendo del plano de la imagen 19c, la pieza compuesta por el codaste,
quilla, roda y tajamar, cuya única dificultad fue hacerle la ranura del
alojamiento de la sobrequilla, uno de cuyos momentos se aprecia en la imagen
26m.
Seguidamente encolé el conjunto codaste,
quilla, roda y tajamar a la sobrequilla, tal como es visible en la imagen 26n.
La imagen 26p, muestra otra
perspectiva de nuestro “Dos Amigos”.
Del plano de formas también se obtienen las
cuadernas, para cuya finalidad es imprescindible recurrir a la caja de
cuadernas de la imagen 9 que, tras eliminarle longitudinales y líneas de agua se
convierte, más ampliada, en la imagen 17.
Ahora tomaré como ejemplo la cuaderna 16 (la de color
azul obscuro) que, junto con la línea de regala (amarilla) y la línea de
cubierta al costado (morada), he copiado en la parte izquierda de la imagen 18.
También he tomado del fragmento de cuaderna visible en la parte inferior
izquierda de la imagen 3, la línea del canto alto del bao – brusca – a la que,
previamente, he sometido al mismo proceso del plano de formas, en lo que a
escalados se refiere, cuyo resultado es la línea roja de la derecha de la
imagen 18; esta línea es la de brusca del “Dos Amigos”, de modo que uno de sus
puntos debe coincidir con el de cruce de la cuaderna con la línea de cubierta
al costado, y su punto medio debe situarse sobre la línea de crujía, tal como
se ve en la cuaderna trazada en la derecha de la imagen 18. El tramo de
cuaderna comprendido entre la línea de regala y la línea de cubierta al costado
es el barraganete que, obviamente, tiene sus dimensiones determinadas por el
espesor del contrachapado utilizado para elaborar las cuadernas y la cota “b”,
obtenida mediante el proceso de escalado ya explicado. Ahora es necesario
trazar sobre la cuaderna una abertura (escote) por donde la atravesará la
sobrequilla cuando se instale sobre ella, que no es otra que la de dimensiones “a”
x “h”, en la que “a” es el espesor de la sobrequilla y “h” es la parte de ésta
que queda por debajo del escote de alojamiento de esta cuaderna. Es posible
adoptar otros dimensionamientos, pero siempre es necesario tener en cuenta las
posibles alteraciones al plano de formas a que puedan dar lugar.
Lo
explicado para la cuaderna 16 es completamente extrapolable a las demás, por lo
que no insistiré más sobre ello.
En la imagen 18a son visibles, impresas en folio, varias cuadernas
y algunas notas informativas referentes a las mismas. También muestra el método
de calcado – ya explicado para la sobrequilla – como forma de transferir a la
madera las formas de las cuadernas, para lo que utilizo, regla para líneas
rectas y plantillas de curvas para las demás.
Finalmente, la imagen 18c muestra el panel de
contrachapado finlandés de 3 mm de espesor con los dibujos de cuadernas, listo
para su corte.
En este punto relataré a grosso modo el diseño del
espejo y la bovedilla de nuestro ínclito “Dos Amigos”, cuyas superficies
exteriores he decidido que sean dos fragmentos de superficies cilíndricas de
radios diferentes. Ambas piezas estarán hechas de contrachapado de abedul
finlandés de 0.6 mm. de espesor y, naturalmente, también se trazarán a partir
del plano de formas, aunque en esta ocasión, no de forma directa, como fue el
caso de la sobrequilla y las cuadernas, sino desarrollándolas previamente sobre
una superficie plana, método de desarrollo excluido del alcance de este relato.
El borde superior derecho de la bovedilla (mirando al modelo con la popa a la
izquierda), debe instalarse de modo que esté en contacto con el borde de la
cara inferior del soporte del forro de cubierta y, además, debe permitir que el
borde inferior del espejo esté en contacto con él en toda su longitud. Para una
unión más firme de la bovedilla a la sobrequilla, también está previsto un
cartabón de bovedilla previamente instalado sobre ella. La imagen 19 es un
corte por crujía del espejo, bovedilla, cartabón de bovedilla, sobrequilla,
soporte del forro de cubierta y sus forros correspondientes; en su parte
inferior es visible una ampliación, sin forros, de la zona delimitada por el
circulo negro.
La imagen 19a muestra el plano
del soporte de la bovedilla, bovedilla y espejo; para estos dos últimos sigo la
práctica de cortarlos con sobrante y así poder realizar sobre ellos los
retoques que procedan para su adecuado encaje entre sí.
Ahora le toca el turno al diseño
del conjunto codaste, quilla, roda y tajamar que se obtendrá directamente del
plano de formas, tal como está señalada – bordeada en rojo claro – en la imagen
19b
La
imagen 19c muestra el plano de esta pieza, en el que la línea roja de trazos
representa el límite del encaje de la sobrequilla en ella y, por ende, la línea
de fondo de la acanaladura practicada en ella para tal fin, y las dos líneas
verticales más largas sirven para seguir el método de impresión del plano ya
explicado para la sobrequilla. La imagen 19d es la ampliación de la sección
“B-B” del plano 19c.