Entre dos vergüenzas

Me avergüenzo de ser humano por:

  1. Actos terroristas, sean del signo que sean.
  2. La violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones, hombre contra mujer o viceversa.
  3. Utilizar menores para cometer actos delictivos.
  4. Quienes alientan, fomentan, financian o apoyan conflictos bélicos, con la única finalidad de ganar más dinero.
  5. Los que, con el pretexto de hacerse aún más ricos y a través de las empresas que controlan, comercializan productos sabiendo que son nocivos para su uso o consumo.
  6. Aquellos políticos que ponen en riesgo la convivencia pacífica ciudadana en aras de imponer su egoísta y delirante ambición de poder.

Siento vergüenza ajena de:

  1. Niñatas y niñatos egoístas que se casan en la creencia de que el matrimonio es un continuo «ji ji, ja ja» y, al menor contratiempo, deciden romper su matrimonio sin antes luchar mínimamente por él, sin pensar en el evidente daño que causaran a sus hijos, ni en la depresión que, durante más o menos tiempo, inocularan a sus parientes más cercanos.
  2. Aquellos que están pendientes de los programas de televisión basura y otros de entretenimiento de equivalente toxicidad mental (futbol, por ejemplo), desentendiéndose deliberadamente de lo que verdaderamente les afecta, a consecuencia de lo cual votan – incluso en las reuniones de comunidad de vecinos – ateniéndose a razones surrealistas y de ignorancia supina.
  3. Actitudes personales prepotentes motivadas por tener un cierto nivel económico, de dirección, de mando, o de poder.
  4. Acosadores que denigran a quienes no tienen su misma opinión, ideas o comportamientos que no les gusta.
  5. Algunos padres y abuelos que educan a sus hijos y nietos, en clave de darle al futbol tratamiento de religión.
  6. Individuos(as) que tozudamente conminan a otros a hacer algo que, a estos, no les gusta.
  7. Gente que avala decisiones y acciones de políticos, con el contundente argumento «es de los nuestros», o algo parecido.
  8. Personas que dicen gustar del «buen rollito», pero solo lo practican con aquellos que identifican como «de los suyos» o de su mismo estilo, gustos o forma de pensar.
  9. Quienes hacen deliberadamente mal su trabajo, cobrándolo como si lo hicieran bien.
  10. Los que están todo el día aferrados a sus móviles desentendiéndose del calor humano que le ofrece su entorno más próximo.

 

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La renunciada paternidad de mi Volkswagen Golf

Tras rodar 39.271 Km en tres años y medio, consideré conveniente substituir las ruedas delanteras de mi coche al haber observado en ellas un excesivo desgaste en sus bordes de rodadura exteriores, pese a que sus testigos de desgaste aún se mantenían intactos. Mi sorpresa se incrementó, cuando el taller encargado de su substitución me informó que el desgaste del borde interior de las ruedas (ver Fig. 1) todavía era mayor, y que, como era de esperar, atribuyó a una inadecuada alineación de ruedas.

Fig. 1

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Libro: Catalunya, España. Encuentros y desencuentros

Autor: José Enrique Ruiz-Doménec

Hace mucho tiempo que anhelo conocer las causas del independentismo catalán y, a causa de ello, he leído unos cuantos libros relacionados con el tema, de los que no he sacado ninguna conclusión. Movido por el mismo anhelo he leído este, pero mi decepción ha superado a la de los anteriores, pues el estilo de escribir del autor es cualquier cosa menos didáctica, defecto compartido por bastantes escritores de vasta cultura, como creo que debe tener quién ejerce o ha ejercido como catedrático de Historia Medieval.

Dicho lo anterior, muestro seguidamente algunos ejemplos de la “fina didáctica” extraída del libro electrónico que he leído:

  1. Página 11-12 de 134: «El compromiso con el mundo actual exige el rescate de la sensibilidad, es decir, la superación de la indiferencia».
  2. Página 70 de 134: «La relación entre él (general Primo de Rivera) y el rey es un fetiche lleno de espejos y clavos».

Este rebuscado estilo de expresarse impregna gran parte del libro, a lo que se unen relatos históricos que, sin solución de continuidad, saltan del siglo IX al XXI, o viceversa, que, en más de una ocasión, sumen en la perplejidad al lector. Créame Sr. Ruiz-Doménec que su forma de expresar ideas desconcierta más que aclara, tanto que entenderle solo está al alcance de mentes privilegiadas, de modo que una advertencia sobre ello en la portada de sus libros, sería muy de agradecer.

  1. Página 80 de 134: «Como ocurre hoy en día, los catalanes se vieron en la obligación moral de salvar a su país, aunque despreciaran el régimen del 18 de julio. Lo hicieron según su taranná, sin llamar demasiado la atención, prudentemente, es decir, haciendo uso del seny ya que la rauxa solo conducía, en su opinión, a un nuevo conflicto. Diseñaron un plan para sacar a España de la ruina a la que la había conducido una economía autárquica…».
  2. Página 84 de 134: «Tres guerras civiles en apenas cuatro siglos, salía a una cada ciento veinte años. Y siempre por lo mismo: la defensa de Catalunya del ataque de España.

¡Muy buenos párrafos, Sr. Ruiz-Doménec!, ¡sí señor! Con unos cuantos como estos puede Vd. tener la completa seguridad de ser firme aspirante a lograr los máximos honores que, a los suyos, conceden los promotores de la república catalana, lo malo es que, con ellos, también daña Vd. el rigor histórico del que debería hacer gala cualquier catedrático de historia que se precie.

¡Ah, se me olvidaba! Los españoles ignorantes que no entendemos catalán, agradeceríamos mucho que en las próximas ediciones del libro se tradujeran al español los muchos párrafos – y palabras – escritos en catalán; en cualquier caso, tranquilícese Sr. Ruiz-Doménec, este indocumentado lector ha salvado el escoyo valiéndose de un diccionario confeccionado por la representación más granada de su, sin par, cultura catalana.

Opinión: Mala

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Eliminación de barreras arquitectónicas: un ejemplo a no imitar

Viene de https://ganandobarlovento.es/ignorantes-supinos/
De aquella patética reunión de vecinos a la que asistí por error, saqué la conclusión de que el acuerdo adoptado en ella para elegir la poco estudiada y peor presentada modalidad de eliminación las barreras arquitectónicas del portal, fue el resultado de unos votos favorables emitidos por unos votantes incapaces de argumentar, tan siquiera mínimamente, las razones de su voto, lo cual me puso frente a una de las imperfecciones de los métodos democráticos: el voto de quien solo se molesta de enterarse de la vida ajena, vale lo mismo que el de quien se preocupa de enterarse de aquello que vota.
Parece que a «algunos» del órgano de gobierno de mi comunidad les debieron de «comer el coco» porque, algún tiempo después de la mencionada patética reunión, se convocó otra ¡con el mismo orden del día!, en la que se anuló el acuerdo de aquella y se votó a favor de otra variante de eliminación las barreras arquitectónicas más acorde con los gustos de «algunos», pero… ¡a doble precio!, y con unas mejoras más que dudosas.
Las obras duraron algo más de ¡cuatro meses! que, además, provocaron un serio accidente personal, ruidos atronadores y polvaredas que, por días, casi nos sepultan, algo que, a buen seguro, podría haberse evitado si la cordura hubiera imperado en la toma de decisiones, tanto de gobernantes como de gobernados.
Dicho lo anterior, explicaré ahora en que consistió la carísima y polémica eliminación de barreras arquitectónicas del portal de mi comunidad. A escala, la Fig. 1 muestra su plano antes de haber sido sometido al proceso de adaptación; en él se observan las áreas S1 a S4 y calle, que estaban a distintos niveles, por lo que se accedía a ellas subiendo o bajando escalones; para esquivarlos, el proyectista de tan magna obra optó por enrasar las superficies S1 y S2 con la S3, mediante el carísimo, lento y ruidoso método de demoler toda la estructura existente bajo las superficies S1 y S2, y sus respectivos escalones de acceso. También ideó la eliminación de la escalera de acceso de la superficie S3 a la S4, substituyéndola por una rampa, haciendo lo mismo con el escalón de la S4 con la calle (ver las partes aplicables ralladas en rojo de la Fig. 2) y, aprovechando la ocasión, eliminó también la puerta 5.

Fig. 1

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Barcos: desvelando secretillos

Creo que fue con cinco o seis años cuando, fascinado, vi por primera vez barcos en la mar. Probablemente debido al contínuo movimento de aquellos, e impulsado por el candor propio de un niño de esa edad, concebí la idéa de que los barcos tenían vida propia y, ni corto ni perezoso, le pregunte a quien me acompañaba en aquel momento: ¿Dónde duermen los barcos por la noche?

Ha pasado mucho tiempo desde aquel momento de fascinación pero, a día de hoy, los barcos me siguen seduciéndo tanto o más, bien es cierto que con una perspectiva diferente. Por mi culpa, o por que la vida es como es, no he conseguido estar cerca de los barcos, por ello, siempre que tengo oportunidad visito detenidamente todos cuantos puertos puedo para matar esa gran afición mía. No se si habra mucha gente que disfrute como yo haciendo eso, pero, por si la hubiera, dejo aquí una pequeña guía para que vean los barcos con esa perspectiva diferente que proporciona el mejor conocimiento de las cosas; así pues, lo que sigue, va dirigido a personas con incipientes conocimientos navales pero interesados en adquirirlos.

En mis multiples visitas portuarias he oido frecuentemente expresiones del tipo ¿Cómo es posible que flote esta mole? Expresión casi exclusivamente referida a barcos de considerable tamaño. Esta lógica pregunta tiene una única respuesta: para que algo flote en un líquido (sea o no sea el mar) debe pesar exactamente igual que todo el liquido que desplaza en esa condición. Me explicare:

La Fig. 1 es la fotografía de un típico petrolero fuera del agua

Fig. 1

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