Me gustan todos los deportes – excepto los de lucha – y, por ende, me gusta el futbol, considerado como aquella actividad practicada en las canchas que le son propias, aunque considero próximo a lo irrelevante cualquier otro acontecimiento relacionado con el futbol, pero generado fuera de ellas. No quiero pasar por alto el despiadado machaqueo que, con el futbol, ejercen los medios de comunicación sobre la ciudadanía, hasta el extremo de que sus espacios deportivos están dedicados, en un elevado porcentaje, al futbol. Ni que decir tiene, que, quiera o no quiera, me levanto diariamente oyendo chismes del futbol, leo los periódicos sobrecargados de páginas de futbol, oigo los boletines informativos con el futbol como estrella protagonista, veo y oigo cualquier telediario aderezado con toda clase de conocimientos futbolísticos y, finalmente, me acuesto oyendo, las más de las veces, paparruchadas futbolísticas. En este sentido, el futbol es para mí la gota china y, tal vez por ello, trato de alejarme de él todo cuanto puedo, algo que me resulta casi imposible, pues nuestra sociedad tiene una enorme impregnación futbolística. Sigue leyendo El anestésico
Libro: La sonata del silencio
Autora:Paloma Sánchez-Garnica
La Sra. Sánchez-Garnica es una narradora de talento excepcional; tal cualidad unida a su habilidad para atraer, por momentos, la atención del lector, ha hecho que haya disfrutado bastante con las doscientas primeras páginas de la novela; añado también, que me ha parecido muy atinadas ciertas descripciones del comportamiento y las reacciones humanas, entre las que destaco por su originalidad, a las relacionadas con la música. No obstante, la reiterativa descripción de situaciones, la forma de abordar los problemas humanos, la enorme longitud de la novela (888 páginas), hacen que, en su conjunto, la novela sea lo más parecido a un culebrón.
Opinión: Regular (para quién no guste de los culebrones)
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Mi marca España
Hace bastante tiempo que vengo oyendo y leyendo comentarios sobre un tema, en principio desconocido para mí, denominado “Marca España”. De entrada, no le presté demasiada atención pues, si bien unos comentaristas trataban el tema en un tono serio, la mayoría lo hacían con cierta socarronería, que me hizo pensar que alguien había inventado otra frase de éxito popular, del tipo «apaga y vámonos» o «poner la mano en el fuego».
Decidido a averiguar su auténtico significado, me tropecé – sorprendido – con el Real Decreto 998/2012, por el que se crea el Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España. Admito que la forma extremadamente técnica y singular de los textos del Boletín Oficial del Estado, me superan tras leer la primera media docena de renglones; no obstante pienso que este Real Decreto creó, en su día, un Alto Comisariado para «mejorar la imagen exterior de España visibilizada bajo la denominación Marca España, en los ámbitos económico, cultural, social, científico y tecnológico». También, entre otras, se le otorga a este Comisariado la facultad de «Promover medidas para mejorar la imagen exterior de España» (Pido disculpas por si no he entendido bien el texto). Sigue leyendo Mi marca España
Pofesionales (sin r)
Pertenezco a aquel grupo de personas que siente gran respeto y admiración por el trabajo bien hecho, entendiendo como tal el que hace el conjunto de la ciudadanía todos los días y no solamente aquellos otros que, aún pudiendo tener gran repercusión mediática y estando bien hecho, tienen escasa repercusión sobre el conjunto debido a su singularidad. Dicho lo cual, paso seguidamente a describir a un conjunto de trabajadores que, de forma deliberada, por comodidad, por ignorancia o por desamor al oficio y a los demás, realizan mal el trabajo que la sociedad les ha encomendado, pese a lo cual, algunos gozan de prestigio social y, en no pocas ocasiones, disfrutan de una envidiable posición económica.
Pofesionales (sin r), manuales:
Con aire desenvuelto y con la pose de ser los profesionales (con r) más trabajadores, sacrificados y eficientes del mundo, realizan sus faenas; todos ellos utilizan ropa de trabajo de corte parecido, generalmente de color azul o gris, y una gran mayoría están convencidos de que, sea quien sea su interlocutor es un ignorante en todo lo relacionado con su oficio, convencimiento que escenifican tratándolo con cierto desdén. Tal comportamiento inocula en ellos tal bloqueo mental, que les impide evaluar cuanta sugerencia positiva puedan proponerles sus ignorantes interlocutores, a la vez que víctimas. Sigue leyendo Pofesionales (sin r)
Raritas
Un tendido eléctrico y telefónico anticuado, viejo e insuficientemente cuidado; unas aceras levantadas, inexistentes o deterioradas; reparaciones en viviendas y muros limítrofes, realizadas con escasa homogeneidad, poco gusto y, a veces, inadecuado criterio; calles con firme deteriorado a causa de su mala calidad y escaso mantenimiento; arbolado entre heterogéneo e inapropiado, producto de decisiones tomadas sobre conocimientos más que dudosos. Todo ello configuraba aquella urbanización, dándole un aspecto de destartalo similar a la de los pueblos de la zona, bien es cierto que su estructura urbanística los superaba con mucho.
Las injustificables lagunas jurídicas en que unos promotores urbanísticos dejaron a aquella urbanización, pronto denotaron que su creación había sido obra de un ignorante ambicioso, auxiliado por unos profesionales que no supieron, no pudieron, o no quisieron hacer el trabajo que tenían encomendado con las mínimas garantías exigibles; cierto es que, quienes gestionaron su marcha durante casi cuarenta años, tampoco hicieron absolutamente nada para subsanar los errores de sus antecesores, imposibilitando, eso sí, que un año sí y otro también, su comunidad pudiera emprender acciones que la liberase de ciertos abusos perpetrados en sus lindes, amén de de otros problemas, tanto o más rancios que éste.