- Crear una empresa aquí supone hacer un auténtico viacrucis por el laberinto de las demasiadas administraciones que, a menudo, lejos de informar, desinforman y entorpecen las gestiones a base – entre otros – de farragosos y, no pocas veces, innecesarios impresos, pero a cambio de nada que no sea molestar al emprendedor, y siempre celosas de llevarse su parte del pastel, especialmente cuando la empresa es pequeña o mediana.
- También es frecuente que los propietarios de empresas busquen jugosas y cómodas subvenciones públicas, además de suculentos pedidos de las distintas administraciones que, a menudo, logra con dudosa transparencia de la que forman parte amigos, amiguetes y variopintos personajes sobornables preferentemente enraizados en política o con conexiones en ella y, a poder ser, exhibiendo cargo público, cuanto más relevante mejor; operativo este que, indefectiblemente, encarece el producto final que la empresa entrega. Los abusos a empleados, a menudo, adornan “brillantes” gestiones empresariales, sin que los sindicatos muevan un solo dedo para impedirlo. ¿Plan de inversiones, innovación, viabilidad y futuro para su empresa?… ¿para qué?, eso solo lo hacen verdaderos empresarios, pero en este país abundan los que, con la sola propiedad de un negocio se llaman empresarios, pero los de verdad, lamentablemente escasean.
- Ya hace años que los ordenadores invadieron la totalidad de los ámbitos laborales, que además de aliviar tediosas y repetitivas tareas, también han recortado el número de personas que, hasta su advenimiento, eran necesarias para llevarlas a buen puerto. En todas las empresas e instituciones privadas ha ocurrido eso, excepto en las públicas, en las que el personal, lejos de disminuir, ha ido a más, lo que se traduce en menor volumen de trabajo para más personal que lo realice, por lo que el tiempo de trabajo efectivo por funcionario ha disminuido ¿Qué pasa con el tiempo restante? La respuesta es obvia.
- El Estado Español cuenta con una administración central, diecisiete comunidades autónomas, dos cabildos insulares, dos ciudades autónomas y multitud de empresas públicas, algunas duplicadas y con deficientes cuentas de resultados. Por si todo esto fuera poco, partidos políticos y sindicatos (entre otros) cuentan, por ley, con subvenciones del estado. ¿De dónde sale el dinero para que todo esto funcione? Inevitablemente del bolsillo de la ciudadanía, cuya cuantía cualquiera puede conocer echándole un vistazo a los Presupuestos Generales del Estado y a los del resto de las administraciones públicas, tras lo cual, también podrá comprender las razones del déficit público que avalan lo dicho por una relevante política «el dinero público no es de nadie».
- Noticia del día 7-8-2019: Las bajas laborales restan un 6% al PIB.
- Leído lo anterior no cuesta trabajo entender por qué hoy día, quien compra una vivienda se hipoteca de por vida (treinta años normalmente), y es muy frecuente que a ello contribuyan dos de la misma familia, mientras que quienes ya hace mucho que peinamos canas – algunos no tenemos ni esa opción – conocimos tiempos en los que era bastante normal adquirir una vivienda en un plazo de diez años y con los ingresos de solamente uno de la familia.
¡Ole avances sociales!