El deficiente USB de los cables de móvil

Hace meses adquirí un automóvil en cuyo equipamiento se incluye Android Auto que, de facto, permite “rodar” ciertas funciones del móvil en el sistema informático del vehículo, algo que se consigue interconectando ambos con un cable.

Es indudable que este binomio móvil-coche es un gran invento, pero a pesar de tan potente tecnología, también tiene su talón de Aquiles que, curiosamente, no radica en la complejidad de los circuitos electrónicos de ambos equipos, sino en uno de los USB que incorpora ese vulgar cable de interconexión, visible en la imagen inferior, que se conecta al móvil.

Como sé poco de la cuestión, rastreé en Internet el proceloso mundillo USB y, francamente, tuve la sensación de haberme sumergido en la ceremonia de la confusión pues algo tan simple tiene versiones (1.0, 1.1, 2.0, 3.0, 3.1, 3.2) y tipos (de las versiones 1.0 al 2.0: tipos A, B, mini A, Mini B, micro A, micro B. De la versión 3.0: tipos A, B y micro B. De la versión 3.1: tipo C) y, a buen seguro, continuará esta coña mariñeira. Que un simple conector como este tenga semejante cantidad de variantes, solo puede ser debido a quien, en inglés, delira lo simple que, además, solo sabe explicarlo a los ya introducidos en el tema. Digo esto porque durante estos viajes míos por Internet me acordé de los yogures expuestos en las grandes superficies: no hay hijo de madre que encuentre el que busca.

Dicho lo anterior, retomo el hilo de este relato y me sitúo en la primera vez que, haciendo uso de Android Auto, vi como inesperadamente desaparecía la imagen de la pantalla de mi vehículo… ¿el móvil, el coche, o qué? Mi primera decisión fue cambiar el cable y substituirlo por otro de mayor apariencia, cambio de resultado satisfactorio durante algún tiempo pues la desaparición de imagen volvió a repetirse. Este quita y pon de cables se repitió cuatro veces, pero hastiado de él decidí averiguar la causa de la avería, y mira tú por donde detecté que al mover el USB C, pero sin desconectarlo del móvil, se reproducía sistemáticamente la pérdida de imagen, algo que me llevó a pensar en la existencia de algún problema en el conector del móvil o en el del cable.

Deseché la idea de hurgar en el móvil, de modo que, armado con una potente lupa, me enfrenté al dichoso USB del cable comprobando que no todos los que analice tenían la misma cantidad de pins – si, esas laminillas de latón que sirven de contactos eléctricos – aunque todos daban el mismo servicio, algo que me dejó perplejo haciéndome sumergir en la ceremonia de la confusión a la que antes me referí. Sea como fuere, llegué a la conclusión de que ciertos pins del USB del cable, con el tiempo, perdían su contacto eléctrico con los del móvil a causa de los varios enchufes y desenchufes, a lo que se le añadía el movimiento relativo del conector con relación al móvil provocado por un huelgo excesivo entre ambos que, además, aumenta con el uso. La Fig. 1 muestra una vista frontal de un USB tipo C – los 24 pines representados son los teóricos, aunque en ningún cable que comprobé pude constatar tantos -. En esa condición el conector funciona perfectamente, pero, tras un cierto periodo de uso, se deforma, tal como se ve en la Fig. 2, con lo que los pines de su parte central pierden el contacto con los correspondientes del móvil, provocando así la perdida de imagen en la pantalla del coche.

Fig. 1

Fig. 2

¿Cómo se corrige la avería? Muy sencillo: con un alicate apretar el conector en la dirección indicada por las flechas de la Fig. 3 hasta dejarlo como está en la Fig.1, tratando de no sobrepasar esta condición.

Fig. 3

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