Finalizado el proyecto de un modelo de embarcación, decidí pintarlo por aerografía, para lo que, después de algunos días de búsqueda y comparativas por Internet, decidí – en mala hora – adquirir un equipo compuesto por tres aerógrafos y un mini compresor de aire idénticos a los mostrados en la Fig. 1.
Fig. 1
Con los datos que le facilité, un familiar mío hizo la gestión de compra con Amazón y, tras recepcionar el pedido, hice sobre él las oportunas pruebas y comprobaciones sin observar ninguna anomalía, de modo que, unos 50 días después, decidí utilizarlo, pero… ¡mí gozo en un pozo!, pues ninguna pintura salió por la boquilla de los dos aerógrafos con los que probé.
Así pues, había llegado la hora de hacer otros intentos modificando parámetros y, lo primero que hice fue diluir la pintura, pero el resultado fue exactamente el mismo. Seguidamente traté de aumentar la presión de aire, pero, por mucho que giré a derecha e izquierda el mano reductor del compresor, fue imposible subirla de 1 kg/cm2, siendo esta su única presión de funcionamiento, y 4 kg/cm2 la presión de parada del motor. Si las instrucciones de uso que acompañan al compresor indican que la presión es regulable ¿porqué este no regulaba?
Amazón solo admite devolución de productos, como máximo, 30 días después de su entrega, por lo que esta posibilidad – la mejor – estaba agotada y, en consecuencia, comunicó el problema al primer vendedor del compresor, quien solicitó un vídeo que mostrara su mal funcionamiento, algo que hice sin obtener una respuesta digna; de modo que lo mandé a hacer gárgaras y me quedé con el compresor y su problema, a sabiendas de que iba a perder su endeble garantía y, desde luego, los 110 € que me costó.
Dicho lo anterior, lo siguiente, es la descripción de los pasos que he dado para averiguar la(s) causa(s) de tan lamentable fallo; de modo que, tras señalar al mano reductor como culpable del desaguisado, decidí desmontarlo del compresor (ver Fig. 2) y desarmarlo por si algo en él no funcionaba correctamente.
Fig. 2
En la Fig. 3, y tras desenroscarla, está desmontada la tapa en la que se encuentra el mando de regulación (señalada con flecha) y el muelle que le sigue.
Fig. 3
En la Fig. 4, es visible parte de este muelle, un anillo de teflón y la membrana sobre la que actúa el muelle, en la que está embebida una placa metálica.
Fig. 4
En la Fig. 5, ya está extraído el anillo de teflón.
Fig. 5
Y en la Fig. 6, también está extraída la membrana, que deja al descubierto un vástago – señalado con la flecha – que mencionaré más adelante.
Fig. 6
De lo visto hasta aquí, solo censuro el muelle, pues sus dos extremos no lo asientan sobre las superficies en las que se apoya con la debida perpendicularidad, como es notorio en la Fig. 7, aunque no creo que fuera el causante del fallo.
Fig. 7
Seguidamente desmonté, desenroscándola, la cuba transparente visible en la Fig. 8 (atención a la tórica), y después desenrosqué la pieza señalada con la flecha negra en la Fig. 9, tras la que salieron el resto de las piezas visibles en ella. La pieza señalada con la flecha blanca está formada por un vástago (el mencionado para la Fig. 6) y un disco de goma solidario a él que deja pasar el aire en mayor o menor cantidad (según la regulación elegida), y que, a su vez, provoca la variación de la presión del aire.
Fig. 8
Fig. 9
Hasta aquí, no puedo señalar nada como causante de la avería, de modo que, después de montar el mano reductor, dirigí mi acción hacia el compresor, pues detecté fugas de aire por la zona de unión de la pieza aleteada con el resto del equipo, en consecuencia, comencé desenroscando los cuatro tornillos que mantienen en su sitio la pieza aleteada (una parte de su raquítico calderín) y la pieza pintada de negro que hace de culata del compresor (ver Fig. 10).
Fig. 10
Levantando la pieza aleteada, queda al descubierto lo que se ve en la Fig. 11
Fig. 11
Levantando la culata, queda al descubierto lo que muestra la Fig. 12.
Fig. 12
Una somera inspección de la cabeza del pistón delata que su superficie está poco más lisa que recién salida de fundición (ver Fig. 13), además, la lámina de retención que incorpora tiene probablemente una curvatura excesiva, como puede apreciarse en la Fig. 14 (fotografía tomada antes de apretar el tornillo que la ciñe a él). Cuando funciona el compresor, se suman ambas indeseables condiciones, lo que, sin duda, facilita las fugas de aire por el agujero de la cabeza del pistón, que la lámina no es capaz de tapar debidamente, dando lugar a una disminución en el volumen de aire comprimido, tanto más grande cuanto más grande sea el mal contacto cabeza de pistón-lámina de retención.
Fig. 13
Fig. 14
A esta deficiencia, se le suma también una grave raja que detecté en la junta tórica que realiza la estanqueidad de la camisa del pistón con la culata (en la Fig. 15, está señalada con la flecha, y con la línea blanca sus 30 mm de longitud). El origen de ella pudo ser un deficiente montaje – lo más probable -, o el efecto de la presión del aire sobre la junta, pues pienso que está hecha de un material excesivamente blando; sea como fuere, fue imperativa su substitución por otra.
Fig. 15
Observé también que la junta tórica de la pieza aleteada estaba hecha con un material similar al de la anterior pero, además, exhibía unas rebabas de desmoldeo (las señaladas con flecha en la Fig. 16) que denotaban una fabricación poco cuidadosa (como el conjunto del compresor); con todo, lo más inaceptable era su alojamiento en una ranura bien mecanizada de la tapa, pero haciendo la estanqueidad culata-tapa en la pintada y rugosa superficie de la culata, algo inadmisible y que, sin duda, posibilita fugas de aire. Asimismo, este comentario es aplicable a la válvula de retención del aire del calderín de la Fig. 11, pues también cierra sobre la misma superficie de la tórica.
Fig. 16
No valoro la calidad de la junta camisa-pistón, puesto que visualmente no observé ninguna anormalidad, pero es inaceptable que los dos tornillos de la cabeza del pistón estén sin bloquear.
Finalmente denuncio de este compresor algo verdaderamente peligroso, pues su conexión interna de tierra no había sido conectada en fábrica (ver Fig. 17).
Fig. 17
Tengo la sospecha que el fabricante de este compresor – no he conseguido averiguar quién es, pero si sé que es «made in china» – los hace con distintos niveles de calidad, pues he visto muchos de ellos en internet mostrando diferentes placas de características, ligeras modificaciones entre unos y otros, embalados de formas distintas y, algunos, funcionando a satisfacción de su propietario, lo que me hace pensar que la causa de la avería de este compresor es una manufactura muy poco cuidada, amplificada por el empleo de materiales inapropiados, tal vez, un motor eléctrico escasamente revolucionado y un tamaño de calderín ridículo, que, en su conjunto, incapacitan al compresor para dar las prestaciones pregonadas por el fabricante.
Quien, como yo, compre un compresor como este, tiene una alta probabilidad de quedarse sin el dinero y sin el compresor.
Página principal:
https://ganandobarlovento.es/
El problema de pintura, no resuelto con el equipo aquí descrito, lo he solucionado satisfactoriamente comprando un compresor de 2,5 CV, que utiliza aceite como lubricante, y una pistola de pintar con boquilla de 0,8 mm.