Reparación de un flash Elinchrom Quadra Hybrid A

Conocedor de mi afición al bricolaje, un reputado fotógrafo acudió a mi casa para proponerme la reparación de un flash Elinchrom Quadra Hybrid A. La avería consistía en la rotura, por su base, de la orejeta que sirve para ceñirlo a un trípode o soporte, señalado con una flecha en la Fig. 1. Paso por alto la rotura de uno de los dos espigos que ciñen el foco al cuerpo principal del flash, que había solucionado substituyéndolo por un trozo de cinta adhesiva americana.

Fig. 1

Tratándose de un equipo desmesuradamente caro, no comprendo que el diseño de su orejeta incumpla ciertas reglas básicas del diseño mecánico. Me explicaré: la Fig. 2 representa el área donde la orejeta se une al conjunto del flash y, por el modo de ejercer su función de soporte, su extremo se mueve alternativamente en la dirección de las flechas azules cuando el trípode que lo sostiene recibe un empujón o golpe, cuando se cambia el flash de posición, cuando este es golpeado, inadvertidamente o no, y cuando se le pone o se le quita su conexión eléctrica. Este movimiento alternativo – aunque sea leve e inapreciable a la vista – hace que en las esquinas señaladas con las flechas rojas (sobre todo, la derecha) se produzcan concentraciones de esfuerzos que, con el tiempo, darán lugar a grietas que, más pronto que tarde, provocaran la rotura de la orejeta, como ha sido el caso aquí presentado y, a buen seguro, el de la mayoría de este tipo de flash. Tampoco el plástico del que está hecho es muy resistente a la formación de las mencionadas grietas.

Fig. 2

En mi opinión, y sin entrar en mejores y más profundos cambios en el diseño del flash – su alto precio lo pide a gritos -, la solución “rápida” para este fallo sería redondear las esquinas de unión de la orejeta con el resto del flash, tal como se ve en la Fig. 3

Fig. 3

Aclarado el origen de la avería, paso ahora a describir la reparación que le hice, iniciada trazando el flash en ordenador, a lo que siguió el diseño de un collar abrazando su parte cilíndrica, y que, a su vez, incorpora la substitución de la orejeta rota. Este collar lo hice con una pletina de aluminio de 3 x 50 mm de sección (hubiera sido mejor de 2 x 50 mm, pero era la que tenía en ese momento), y para doblarlo a la medida adecuada, preparé en el torno un taco de madera cilíndrico de diámetro apropiado (ver Fig. 4 y Fig. 5).

Fig. 4

Fig. 5

El resultado de las operaciones de doblado, incluyendo la de los extremos, es visible en la Fig. 6.

Fig. 6

Tras algunos retoques y ajustes para su adaptación al flash, entre los que se incluye la función de sujetar el foco, el resultado de la reparación es el visible en la Fig. 7. Admito que su estética es algo aparatosa, pero su eficacia, funcionalidad y resistencia mecánica, son incuestionables.

Fig. 7

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