Ponga una cochera de jardín en su vida

A comienzos del verano 2012, un fuerte pedrisco me dejó el coche con más cráteres que la Luna. Dos años después, y dándose unas circunstancias atmosféricas iguales a las que provocaron el pedrisco, decidí cubrir el coche con mantas para amortiguar, en la medida de lo posible, su efecto sobre él; finalmente, no se produjo el temible pedrisco, pero sí una fenomenal descarga de agua que, obviamente, empapó las mantas. Pasaron algunos días hasta que le retiré las mantas al coche y, durante este periodo de tiempo, se produjeron las típicas temperaturas estivales que, combinadas con el agua de las mantas, provocaron amplias áreas de desprendimiento del barniz de la pintura del coche; no es difícil imaginar el resultado de la combinación de los cráteres y el barniz desprendido de la pintura. El coche se encontraba en perfectas condiciones de operatividad, pero ya frisaba los dieciséis años y la opción de substituirlo por otro se impuso a la de reparar.
De modo que, para evitar otro desaguisado, decidí poner al nuevo coche bajo una cochera de jardín durante el anual periodo de tiempo bonancible que paso fuera de mi residencia habitual. Así pues, lo que sigue, es la descripción de la construcción de la cochera de jardín que adquirí para proteger el coche.
Adquirí la cochera en un comercio del ramo y, básicamente, consiste en una estructura atornillada de madera de pino tratada contra la intemperie y, formada por seis apoyos al suelo que soportan la techumbre y el tejado hecho en policarbonato de color verde (ver Fig. 1). Para una mejor comprensión del dibujo, no he dibujado las seis placas de policarbonato que cubren toda la techumbre.

fig 1

Fig. 1


Los componentes de la cochera venían acompañados con sus correspondientes instrucciones de montaje, en versiones francesa y española, pero los dimensionamientos dados en ellas para situar las bases de hormigón, sobre los que deben anclarse los seis apoyos de la cochera, eran claramente distintos, lo que me aconsejó medir cada uno de sus elementos constitutivos y trasladar los datos así obtenidos a un programa de cad, para comprobar que el dimensionamiento de la versión francesa era el correcto. ¡Sencillamente inexplicable! El resultado del control dimensional de estos componentes, también arrojó otra sorpresa, pues los apoyos presentaban apreciables diferencias de longitud, lo que me obligó a recortar los más largos.
Tras estos imprescindibles preliminares y después de haber comprendido los pormenores de la cochera, procedí al trazado sobre el terreno de sus bases de hormigón, tras lo que realicé las seis excavaciones en las que las alojé, las cuales tienen con unas dimensiones aproximadas de 320 X 290 X 400 mm (longitud X anchura X profundidad) que, con los 100 mm de altura en el encofrado, da como resultado total 500 mm. En la Fig. 2 pueden apreciarse cuatro bases ya terminadas, y las otras dos todavía en proceso de encofrado. La Fig. 3 muestra, en detalle, una de las bases de hormigón terminada.

fig 2

Fig. 2

fig 3

Fig. 3

Después de desencofrar, dejé transcurrir cerca de tres días, tras lo que procedí a trazar sobre las bases de hormigón la situación exacta de los agujeros de anclaje de los herrajes en los que se aloja la parte inferior de los apoyos de la cochera. En la Fig. 4, se ven completamente instalados tres de los esos seis apoyos y, el resto, todavía están en proceso. La Fig. 5, muestra el detalle del anclaje de un herraje a su base de hormigón, y en ella es visible todavía parte del trazado de su situación sobre él.
Finalizada la instalación de los herrajes, coloqué en ellos los apoyos o postes de la cochera, seguidamente atornillé sobre ellos sus largueros y refuerzos, para continuar con el montaje de travesaños y sus respectivos refuerzos. La Fig. 6 muestra un momento de esta etapa de montaje, incluyendo la parafernalia que le es propia.

fig 4

Fig. 4

fig 5

Fig. 5

fig 6

Fig. 6

En la Fig. 6 puede apreciarse que el refuerzo del primer término está sujeto por un utillaje que construí para facilitar su atornillado, aumentando a la vez la velocidad y comodidad de de instalación. La Fig. 7, muestra detalladamente este utillaje.

fig 7

Fig. 7

En la Fig. 8 ya han sido montados y barnizados todos los elementos mostrados en la Fig. 1

fig 8

Fig. 8

La Fig. 9, muestra un momento de la instalación del tejadillo, hecho de policarbonato verde y con protección UV por su cara externa.

fig 9

Fig. 9

La Fig. 10, muestra la cochera de jardín completamente terminada.

fig 10

Fig. 10

Deseo mencionar ahora los problemas más importantes que he tenido durante la construcción:
– El destornillador eléctrico que utilicé, realizó su función muy al límite de sus posibilidades para roscar tirafondos de 5 X 100, hasta el extremo de tener que untarlos con jabón y a taladrar su alojamiento antes de introducirlos en la madera. Las herramientas de la serie verde que actualmente comercializa Bosch, solo sirven para trabajillos caseros, pero no para realizaciones de cierta entidad; añado también que su portabrocas quedó muy dañado tras atornillar unos doscientos tornillos y taladrar los alojamientos de menos de la mitad de ellos.
– Las deformaciones de muchas de las piezas de madera de pino, también me crearon algunos problemas de acoplamiento durante su montaje.

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