Ventanal que el tiempo averió

A principios de la década de los ochenta del siglo pasado, cerramos con un ventanal la terraza de casa, periodo de tiempo más que suficiente para destrozar las rueditas de sus correderas (Imagen 1), además de todas sus frisas, a causa de lo cual decidimos arreglarlas; para ello, empecé sacándole los tornillos que unen sus cuatro marcos de aluminio, una de cuyas esquinas es la visible en la imagen 2, en la que también se ve, ya extraída de su sitio, una de las rueditas dañadas.

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Por el tiempo transcurrido desde la instalación del ventanal intuí como misión imposible encontrar repuestos para las rueditas de sus correderas, de modo que, tras probar dos de los repuestos que me ofrecieron en una tienda, decidí adaptar uno de ellos a los viejos, pero en buen estado, marcos de aluminio. La imagen 3 muestra las apreciables diferencias dimensionales en altura de las rueditas viejas (izquierda) y las nuevas (derecha), de modo que así, a bote pronto, parece como si recortando la altura de los nuevos bastara para solucionar el problema, pero el diámetro de la ruedita, propiamente dicha, también es mayor, lo que provoca su interferencia con la parte del marco donde se aloja el tornillo de unión entre marcos, lo que impide introducir las rueditas hasta su sitio.

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La imagen 4 muestra la geometría del extremo del marco señalado con la flecha en la imagen 2

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Asimismo, la imagen 5 muestra la forma en que se montan las nuevas rueditas; en ella se indica con líneas azules la trayectoria que debe seguir para alojarse correctamente en el perfil de aluminio.

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En la imagen 6 son visibles las siguientes interferencias que impiden el montaje de las rueditas, tal como las compré:

  • a -Los dos bordes inferiores de la carcasa de la ruedita sobrepasa el tabique interno del perfil de aluminio.
  • b – La ruedita, propiamente dicha, tropieza con el alojamiento del tornillo.
  • c – El tabique de cabeza opuesto al visible y los dos horizontales de la carcasa de la ruedita, también tropiezan con el alojamiento del tornillo.
  • d – La parte de la carcasa de la ruedita por encima de las dos líneas azules, tropieza con el perfil de aluminio.
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Dicho lo anterior, corresponde ahora apuntar la solución; en lo que se refiere a la carcasa:

  1. Extraer la ruedita de su carcasa (simplemente, tirando de ella hacia arriba).
  2. Recortar la parte inferior de los dos tabiques laterales de la carcasa de la ruedita.
  3. Eliminar los dos tabiques horizontales de la carcasa.
  4. Recortar el tabique frontal (el no visible en la imagen) por su parte inferior.
  5. Eliminar la parte de la carcasa por encima de las líneas azules, pero sin dañar los dos salientes de la carcasa.

En lo que se refiere al perfil de aluminio del marco de la corredera:

  1. Primero con broca, después con fresa, o todo a base de fresa, eliminar unos 30 mm de la parte del perfil de aluminio destinada a enroscar el tornillo. Esta eliminación debe iniciarse dejando, como mínimo, desde el extremo del perfil un tramo de 10 mm de longitud en el que se enrosca el tornillo.

Hechas estas operaciones – no tienen la menor dificultad -, las piezas quedan como muestran las distintas posiciones de la carcasa de las rueditas en la imagen 7, y el perfil de aluminio en la 8.

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La etapa siguiente consiste en introducir las carcasas en sus marcos hasta que hagan tope con los extremos de estos, tras lo que se les repondrán las rueditas, operación que – mediante una cuña o similar – requiere forzar ligeramente la apertura de uno de los lados del perfil de aluminio para permitir el acceso de las rueditas a sus carcasas, pues la longitud de sus ejes es mayor que la entrada del perfil (ver imagen 9).

La reposición de las frisas, no tiene la menor dificultad.

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