La incompetencia se ceba en la receta electrónica

Tratando de localizar la definición de una palabra en el diccionario de la RAE, me tropecé con la de «incompetente»: es quien no tiene pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado.

La lectura de tal definición, trajo inmediatamente a mi memoria la mal llamada receta electrónica, que tiene poco de receta y mucho de cartilla de racionamiento (aquella de infausto recuerdo implantada en los años cuarenta y cincuenta para la adquisición de alimentos, a causa de la pésima gestión económica de los incompetentes prebostes de la época). Afirmo esto porque, desde que se mal implantó esta receta, muchos de los que tenemos la desventura de vivir aferrados a tratamientos médicos de larga duración, hemos multiplicado nuestras visitas al médico de cabecera – prácticamente el único con posibilidades para corregir errores relacionados con el proceso de venta de medicamentos realizado mediante, insisto, ésta mal llamada receta electrónica – con el único objeto de solicitarle la corrección de los innumerables errores contenidos en ella y que, una semana sí y otra también, nos comunican las farmacias impidiéndonos la adquisición de los medicamentos que demandamos. Durante estos últimos meses he presenciado a tanta gente soliviantada – con toda razón – a causa del mal funcionamiento de la susodicha receta que, a día de hoy, no tengo la menor duda de que aquellos facultativos que atiendan a muchos pacientes de largo tratamiento, sin duda, estarán agobiados por esta actividad extra, sobrevenida a causa del deficientemente desarrollado y peor implantado programa informático que mal gestiona la receta electrónica, y que, obviamente, realizan este cometido extra a base de realizar un esfuerzo adicional, sin merma de la atención a sus pacientes, algo que agradecemos profundamente. Sigue leyendo La incompetencia se ceba en la receta electrónica

Belleza ignorada

Poco tiempo después de mi ingreso en el pelotón de los jubilados, uno de los ya varios profesionales que velan por mi salud me comentó que sería muy positivo una caminata de una hora diaria, como mínimo. A bote pronto, aquella recomendación me pareció algo surrealista pues, hasta aquel día, nunca había sido yo un miembro del club de los “gastasuelas”, no obstante, a partir de aquel momento, comencé a valorar la posibilidad de ingresar en tan selecto club. Así pues, inicié a practicar a diario mis caminatas – admito que con muy poca fe – con el objetivo principal de adquirir el hábito de hacerlo, algo que he logrado con algún esfuerzo y una cierta dosis de satisfacción. Sigue leyendo Belleza ignorada

¡Hipócritas!

Son:

–       Quienes valiéndose de su popularidad y/o fama, utilizan muy cucamente las oportunidades que les brindan actos públicos y medios de comunicación para manifestar su adhesión con aquellos que han tenido la desgracia de ser deshauciados de sus viviendas, sin considerar la parte de culpa que les corresponde sobre tales deshaucios, a causa de su pública actividad dedicada a estimular a la gente para asumir hipotecas. Sigue leyendo ¡Hipócritas!

Consumidores anuncio

Estamos inmersos en un mundo que cada vez entiendo menos, y aunque ya sé que mi edad es proclive a llegar a esta conclusión, tal condición no merma mi capacidad para analizar ciertos comportamientos que, francamente, me parecen el mundo al revés. Concretamente me refiero a los métodos que utilizan muchas empresas para hacer publicidad de marca, con los que consiguen transformar a muchos consumidores en voluntarios, satisfechos y felices anuncios ambulantes. Sigue leyendo Consumidores anuncio

Políticos de ¡sí! pero…

¡Sí!

Aquel seis de diciembre de 1.978 en el que oficialmente se formalizó la afortunada palabra «consenso», muchos creímos que ¡por fin! los españoles comenzaríamos a caminar en la misma dirección.

Pero…

La imprudencia política de algunos, la ceguera de otros y la egolatría de unos cuantos, nos colocaron a todos ante la situación de tener que afrontar un golpe de estado.

¡Sí!

Tras aquel lamentable y mal explicado golpe de estado, hubo llamamientos que trataron de reconducir a la clase política hacia la prudencia.

Pero…

Algunos políticos desnortados – tanto de aquella época como de la actual – continuaron y continúan dedicándose «a lo suyo», haciendo realidad el dicho «los arboles, les impide ver el bosque». Sigue leyendo Políticos de ¡sí! pero…