Paradojas

– Tras algunas fiestas, celebraciones, saraos, botellones, etc. ¿Cómo puede decir alguien «lo he pasado súper bien», pese a haber estado al borde del coma etílico o en él mismísimo coma?
– Pregunta: ¿Cómo lo habéis pasado anoche? Respuesta: Muy bien, nos acostamos a las siete de la mañana… ¡Incomprensible!
– Quiénes pagan precios exorbitantes a cambio de prendas que, encima, exhiben nombres y logotipos de empresas ¿han pensado lo que hacen? pues, les guste o no, actúan gratuitamente como personas anuncio.
– ¿Qué beneficio obtienen las personas que dedican gran parte de su tiempo a enterarse de la vida de otras – a las que algunos llaman famosas -, desinteresándose de lo que les afecta a su propia vida? ¿se les ha ocurrido pensar en los beneficios que obtienen esos famosillos de tres al cuarto, gracias a las multitudes que se comportan como ellas?
– ¿Porqué cualquier cantamañanas cree saber más de futbol que quienes ejercen de entrenador y seleccionador de este mismo deporte?


– Confieso mi falta de sensibilidad al no comprender las algaradas, e incluso lágrimas, provocadas por el descenso de categoría de los equipos de futbol, algo inusual en otros deportes.
– Tampoco tengo sensibilidad para comprender las lágrimas provocadas por las suspensiones de los desfiles procesionales a causa de la lluvia.
– No conozco a nadie que no esté hasta el gorro de la machacona publicidad, especialmente en TV y radio; sin embargo, se venden más los productos publicitados, pese a que en los lugares de venta están expuestos esos y todos los demás que, frecuentemente, atesoran mejores prestaciones y calidad, ¡otro curioso comportamiento humano!
– El género femenino es bastante proclive a sentir y a quejarse de los efectos provocados por las bajas temperaturas, sin embargo, pocas féminas, con atributos para lucir tipo, renunciarían a ello en aras de protegerse del frio, ¡otro curioso y ancestral comportamiento!
– Llama la atención que, tras copiosas comidas, muchas personas substituyen el azúcar por otro edulcorante para tomar café, con el pretexto de «no engordar». Tal como dice un conocido humorista: ¡¡¿Comorrrr?!!
– También es llamativo que cuando juega – o jugaba – la Selección Española de Futbol, muchas viviendas exhibían en sus balcones la bandera nacional (una práctica incuestionable); pero nunca he visto hacer lo mismo, cuando juega cualquier otra selección deportiva; es que, ¿solo los futbolistas merecen esta consideración? O ¿también esto hay que entenderlo en clave política?
– De todos es conocido los gastos que los ayuntamientos deben de afrontar para sufragar el coste de los festejos de muchos pueblos y ciudades; a ello deben añadirse también los heridos, contusos y, desgraciadamente, muertos que, año tras año van en aumento, a causa de esa tan extendida práctica conocida con el nombre de «las vaquillas»; sin embargo, nunca he oído ni leído que alguien tratara de poner límites a estos prescindibles gastos, que además de ahorrar días de dolor a algunos, redundaría, a buen seguro, en una disminución de la carga fiscal que el ciudadano del pueblo o ciudad en cuestión debe soportar ¿Sera que la juerga nos ciega?

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